lunes, 6 de julio de 2015

1.5.- Diferencia entre personas oyentes y personas sordas

Diferencia entre persoans oyentes y personas sordas 

 
 
Los sordos, desde la antiguedad, han tenido dificultades para encontrar su lugar en el mundo. Excluidos de la comunidad de hombres. Las interrogantes que los oyentes se han planteado y continuan haciéndolo sobre el mundo de los sordos y su lengua, la lengua de señas, ha ido cambiando segun un entrecruzamiento de miradas y de descentramientos de la posicion que los oyentes se dan respecto a sus propias lenguas y al reconocimiento de la singularidad en el universo de los hombres.
 
La educación del sordo puede ser considerada desde dos puntos de vista. Tradicionalmente, los niños sordos han sido catalogados desde el punto de vista médico como niños discapacitados, cuya incapacidad para oír impone severas limitaciones en su capacidad para aprender. No puede negarse que los niños sordos en comparación con niños oyentes son en cierta forma discapacitados: carecen de la capacidad para oír la lengua hablada.
 
Sin embargo, existe otra forma de ver a estos niños: como una minoría lingüística comparable a otros niños hablantes no nativos del español, con la diferencia de que la modalidad de recibir y transmitir su lengua es viso‐gestual en lugar de auditivooral.
 
Esta perspectiva socio‐antropológica de la sordera resulta de las observaciones que a partir de la década del 60 llevaron a especialistas tales como antropólogos, lingüistas, sociólogos y psicólogos, a interesarse por el sordo. Por un lado, el hecho de que los sordos conforman comunidades donde el factor aglutinante es la lengua de señas, a pesar de la represión ejercida por la sociedad y por la escuela. Por otro lado, la corroboración de que los hijos sordos de padres sordos presentan mejores niveles académicos, mejores habilidades para el aprendizaje de la lengua hablada y escrita, niveles de lectura semejantes a los del oyente, una identidad construida y equilibrada, y no presentan los problemas socioafectivos propios de los hijos sordos de padres oyentes. A partir de estas dos observaciones y debido al aporte de las disciplinas científicas mencionadas y sus más recientes desarrollos (recordemos que en dicha década se presentan evidencias lingüísticas y psicolingüísticas en contra del modelo conductista) comienza a perfilarse una visión del sordo como ser sociolingüístico diferente que lleva a una nueva concepción filosófica y que, obviamente, deriva en pensar alternativas pedagógicas distintas. Nace así una representación social del sordo opuesta a la visión que desde el modelo oralista apoyaba la sociedad oyente como un todo, es decir, una concepción que parte de las capacidades. El acento está puesto en considerar las lenguas de señas como la mejor garantía para el desarrollo normal del sordo, puesto que es su lengua natural.
 
 
Perspectiva socioantropológica de la Sordera. Silvana Veinberg (2002)

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